¿Por qué teme estar solo?
Porque se enfrenta con usted mismo tal como es, y encuentra que está vacío, que es torpe, estúpido, feo, culpable e impaciente una pequeña y mezquina entidad de segunda mano. Enfréntese al hecho; mírelo, no huya de él. En cuanto huye, empieza el temor.
Al inquirir dentro de nosotros mismos, no estamos aislándonos del resto del mundo. No sería un proceso saludable. El hombre en todas partes se ve atrapado en los mismos problemas diarios. Por eso al examinarnos internamente no somos neuróticos en sentido alguno, ya que no hay diferencia entre el individuo y la colectividad. Esto es un hecho real. Yo he creado al mundo tal como soy. No nos perdamos, pues, en la lucha entre la parte y el todo.
Tengo que sentirme consciente del campo total de mi propio yo, que es la conciencia del individuo y de la sociedad. Cuando la mente va más allá de esta conciencia social e individual, sólo entonces puedo convertirme en una luz para mí mismo, luz que nunca se apaga.
Ahora bien, ¿por dónde empezamos a conocernos? Heme aquí ¿Y cómo he de estudiarme, observarme a mí mismo, ver lo que en realidad está ocurriendo en mí interior? Únicamente puedo observarme en mis relaciones con los demás, porque toda la vida es relación. De nada sirve sentarme en un rincón a meditar sobre mí mismo…
..Yo no puedo existir como un ser aparte. Existo sólo en relación con las personas, las cosas y las ideas, y al estudiar mis relaciones con las cosas y las personas fuera de mí, así como las cosas internas, empiezo a conocerme a mí mismo. Cualquiera otra forma de conocimiento es simplemente una abstracción, y no puedo estudiarme yo mismo en la abstracción. No soy una entidad abstracta; por lo tanto, tengo que estudiarme en la realidad como soy, no como deseo ser.
La comprensión no es un proceso intelectual. Adquirir conocimiento sobre usted mismo y aprender sobre usted mismo, son dos cosas diferentes, porque el conocimiento acumulado es siempre del pasado, y una mente que lleva la carga del pasado está llena de pesadumbre. Aprender sobre usted mismo no es como aprender un lenguaje, una técnica o una ciencia es obvio que entonces usted tiene que acumular y recordar; sería absurdo empezar todo de nuevo, pero en el campo psicológico, el aprendizaje acerca de usted mismo está siempre en el presente, y el conocimiento está siempre en el pasado. Y como la mayoría de nosotros vivimos en el pasado, el conocimiento se vuelve extraordinariamente importante para nosotros. Por eso reverenciamos al erudito, al experto, al ingenioso. Pero si usted está siempre aprendiendo, aprendiendo cada minuto, aprendiendo mientras observa y escucha, aprendiendo mientras ve y actúa, entonces descubrirá que el aprender es un acto constante, sin pasado.
Si dice que irá aprendiendo gradualmente sobre usted mismo, añadiendo más y más, poco a poco, no se está estudiando ahora como es, sino a través del conocimiento adquirido. Aprender implica tener una gran sensibilidad. No hay sensibilidad si hay una idea que, perteneciendo al pasado, domina el presente. Entonces la mente deja de ser ágil, flexible, alerta. Muchos de nosotros no somos sensibles ni aun físicamente. Comemos demasiado, no nos preocupa la debida dieta, fumamos y bebemos tanto, que nuestros cuerpos se ponen toscos e insensibles. La cualidad de atención en el mismo organismo se embota. ¿Cómo puede haber una mente realmente alerta, sensible y clara, si el mismo organismo es torpe y pesado? Podemos ser sensibles a ciertas cosas que nos afectan en lo personal, pero para ser completamente sensibles a todas las implicaciones de la vida, se requiere que no haya separación entre el organismo y la psiquis. Este es un movimiento total.
Para comprender cualquier cosa, usted debe vivir con ella, debe observarla, conocer todo su contenido, su naturaleza, su estructura, su movimiento. ¿Ha tratado usted alguna vez de vivir consigo mismo? Si es así, empezará a ver que su ser no es algo estático, sino que es algo fresco y viviente. Y para subsistir con una cosa viva, su mente también debe estar viva. Y no puede estarlo, si es prisionera de opiniones, juicios y valores. Para observar el movimiento de su propia mente y corazón, de todo su ser, su mente ha de ser libre; no debe asentir y disentir, inclinándose a un lado u otro en cualquier discusión, disputando sobre meras palabras; más bien debe escuchar con intención de comprender. Esta es cosa muy difícil porque la mayoría de nosotros no sabemos mirar o escuchar nuestro propio ser, como no sabemos mirar la belleza de un río, ni escuchar la brisa entre los árboles.
Cuando condenamos o justificamos, no podemos ver con claridad, ni tampoco cuando la mente está sin cesar parloteando; entonces no observamos lo que es; sólo miramos las proyecciones que hemos hecho de nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene una imagen de lo que pensamos que somos o que deberíamos ser, y esta imagen, este cuadro impide que nos veamos tal como somos.
Una de las cosas más difíciles en el mundo es mirar algo simplemente. Como nuestra mente es muy compleja, hemos perdido la cualidad de la sencillez. No me refiero a la sencillez en la ropa o en el alimento, a usar sólo un taparrabo o romper un récord de ayuno, o a cualquiera de esas tonterías sin madurez que los santos cultivan, pero sí a la sencillez con que se puede mirar las cosas directamente, sin temor con que podamos mirarnos a nosotros mismos como realmente somos sin ninguna distorsión . Es decir, si mentimos, mentimos, no cubrirlo o huir de ello.
Además, para comprendernos necesitamos una gran dosis de humildad. Si usted empieza diciendo: “Yo me conozco”, ha dejado de aprender acerca de usted mismo; o si dice: “No hay mucho que aprender sobre mí que soy solamente un manojo de recuerdos, ideas, experiencias y tradiciones”, entonces ha cesado también de aprender sobre usted mismo. Tan pronto ha logrado alguna cosa, usted pierde esa cualidad de inocencia y humildad; tan pronto llega a una conclusión, o empieza a investigar partiendo del conocimiento, usted está perdido, porque entonces está traduciendo toda cosa viviente, en término de lo viejo. Por otro lado, si no tiene una posición establecida, ni tiene certeza de nada, ni logro alguno, tendrá libertad para mirar, para actuar. Y cuando mira con libertad, todo es nuevo siempre. Un hombre que se siente seguro es un ser humano muerto.
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