Un abordaje no conflictivo
Con otras temáticas relacionadas a la salud no siempre está implícito el tema de la muerte, aunque cualquier enfermedad puede, si no es resuelta, derivar en la muerte.
Sin embargo con el cáncer ocurre algo distinto ya que hablar de cáncer, para la mayoría de la gente significa morir, y esto genera aversión y miedo.
Nos interesa transmitir el hecho de que cualquier enfermedad puede ser prevenida e incluso resuelta, dependiendo de la actitud de la persona y su entrega a la vida, a la naturaleza, a la comprensión de su enfermedad, al cuidado y al interés profundo en entender no solo el porqué sino el miedo, la resistencia, la necesidad de cambio que toda enfermedad lleva implícito.
Para comprender el cáncer, más allá de padecerlo, es necesario tener una visión amplia del mundo y de la vida, de la sociedad actual, de los propios conflictos, y del sentido de la muerte.
Tratemos de entender, entonces todo esto no desde el conflicto que nos genera la propia palabra cáncer, sino viéndolo como un acontecimiento al que es necesario abordar desde nuestra capacidad investigativa, reflexiva y sensitiva, enfrentando el temor y propiciando la posibilidad de comprender.
El sentido de la muerte
Es natural y obvio para el ser humano el respeto hacia la muerte y el sentido de supervivencia.
Nuestra tendencia aparente es la de apostar a la vida, hay un impulso natural hacia ésta. Aunque resulta también increíble ver como muchas personas, fuman a pesar de saber que eso no es bueno para su salud, o muchas otras, sabiendo que es necesario prescindir de ciertos alimentos para resolver su enfermedad, prefieren seguir con ella, incluso el cáncer, antes que dejar de sentir el placer que le da el fumar o beber o comer aquello que saben que no es bueno para sí mismo.
¿Es real que prevalecemos la vida a la muerte? Ese es el primer interrogante que uno debería hacerse.
¿O es que en verdad hay en muchas personas una elección natural hacia la muerte?
Esto es interesante de plantearse. Si es que existe en uno un deseo oculto a morir.
En nuestra sociedad no hay educación hacia la muerte. Lo que sí nos enseñan es a temerla, desde ya muy niños. Éstos y sobretodo en las ciudades, no están en contacto con enfermos, con velorios, entierros, ni con la muerte de animales, a diferencia de lo que ocurre en el campo. Se nos enseña que la muerte es algo innombrable, a evitar, a negar. Nunca se habla de ella y si alguien muere, en general, al niño se le oculta esa circunstancia.
En otras culturas hay una mayor conexión con la muerte, desde temprana edad, a través de los animales que mueren, a través de los abuelos que ya cumplieron su ciclo.
Si existiera una educación hacia la muerte nuestra actitud frente a la enfermedad sería distinta, de aceptación. En la aceptación, en la no negación, ni en el temor, hay posibilidad de resolución.
Morir no es solamente que la vida se extinga, sino comprender que todo lo que nace, tiene un fin, incluso pensamientos y sentimientos, formas de ser.
Aprender a morir significa aprender a cambiar, conocer la capacidad natural de transformación que todo lo existente implica. Es vivir en consonancia con las leyes naturales y universales.
En general vivimos arrastrando nuestro pasado, no terminamos con él, lo llevamos a cuesta y acumulamos cargas psicológicas sobre nuestros hombros, que pesan y terminan enfermándonos.
También es real que nuestra mente no ha sido educada para la comprensión de un final, de que algo que comienza termina. Frente a esa incapacidad, más allá de creer en ello o no, y de que tal vez sea real, inventamos o nos apoyamos en teorías sobre la eternidad o la reencarnación, por nuestra incapacidad de aceptar el fin de algo, en este caso la vida.
Aceptar la muerte significa aprender a desapegarse, a terminar con algo.
La muerte implica dejar nuestros afectos, posesiones, estructura, todo.
Deberíamos vivir aprendiendo a desapegarnos en cada momento de todo lo que tenemos, aprender a soltar, a no depender, a no aferrarnos a nada, ni vínculos íntimos, como padres, hijos, parejas, amigos, ni a bienes materiales, ni a conocimientos.
Es difícil, pero realmente ésta sería la manera más simple de vivir, esto sería la posibilidad de ser libres. Ojalá pudiéramos vivir comprendiendo a la muerte como parte de la vida y darnos cuenta que el vivir en sí encierra una responsabilidad tremenda, la de no aferrarnos a nada ni a nadie, de esta forma la muerte pasaría a ser parte de la vida y la viviríamos con dignidad, naturalmente.
Mientras tanto seamos por lo menos, concientes de nuestros apegos, miedos, resistencias y en ese ver puede haber posibilidad de cambio.
Veamos si nos es posible de que la muerte nos encuentre vivos.
No quiere decir esto que aceptemos la muerte sin apostar a la vida y que en caso de enfermar nos dejemos morir. Se trata simplemente de ver que si nuestra comprensión de la muerte fuera otra a la que en general se tiene, no habría resistencia frente a la enfermedad que sea y sin resistencia y temor hay muchas más chances de resolución.
El miedo al cáncer muchas veces termina generándolo, como a tantas cosas que se temen.
El miedo al cáncer. La medicina y los laboratorios medicinales
Existe miedo y hasta a veces fobia al cáncer, que está instalada en cada célula, como enraizado en nuestro ser más profundo. Por supuesto que el cáncer es una enfermedad a la que hay que atender y con seriedad, como a cualquier otra enfermedad.
La sociedad y el sistema médico se encargan de fomentar dicho miedo. No se nos enseña a vivir para la salud. Cuando se nos habla de prevención, esto sólo significa hacerse análisis tempranos, para ver si está instalada o no la dolencia.
Uno vive defendiéndose de la enfermedad. Se ha perdido eso que antiguamente existía que era el cuidado diario y se ha suplantado en los medicamentos la posible resolución de males diversos, también en las intervenciones quirúrgicas. Se cree más en todo ello que en los ciclos de la naturaleza y su posibilidad de autorregulación.
Los laboratorios medicinales, por su lado, han hecho un marketing muy fuerte, moviendo muchísimo dinero, en relación a los medicamentos oncológicos y a los aparatos para detectar el cáncer, lo cual ha sido difundido a los médicos y estos a su vez a sus pacientes y así a toda la sociedad.
En general forma parte del pensamiento colectivo que el granito en la cara, la peca en el brazo, pueden ser un incipiente cáncer de piel, que el dolor de estómago, un cáncer de estómago, que la diarrea, un cáncer de colon, que la bronquitis un cáncer de pulmón. Está siempre el temor y como dijimos éste muchas veces termina generando lo que se teme.
No es que no hay que dar importancia a las manifestaciones del cuerpo, pero también es necesario comprender sus sobrecargas y su necesidad de ajuste, de sacar afuera a través del granito, del dolor, del resfrío, etc. Para ello es necesario saber evaluar en uno los excesos, comprender que pasó antes para que el granito salga o el estómago duela.
Si evalúo, puedo contrarrestar sabiendo que a esa sobrecarga anterior la debo compensar con cuidados, con aprender a parar, a comer menos, modificando la calidad del alimento, a eliminar tensiones que forman
parte del día a día, modificando hábitos, estando atentos a aquello que no nos hace bien y poder cambiarlo, antes que la sobrecarga siga aumentando.
Lógicamente si fumo, si como mal, si bebo demasiado alcohol, si vivo angustiado, tenso, si no hago actividad física, si dejo los problemas arrumbados en una parte de mi ser, si los perpetúo porque no quiero enfrentarlos, probablemente enferme, de muchas cosas, no solo de cáncer.
¿No es más simple entonces, tratar de vivir bien?
No solo para evitar el cáncer o la enfermedad, sino por el hecho de ser un ser humano, lo que implica estar en armonía con la vida, la naturaleza, el universo.
Nadie quiere morir, ¿pero no es más simple poner la energía en ordenar la vida, en hacer aquello que sabemos que es bueno para uno, que en estar viviendo con el miedo a la enfermedad?
El miedo al cáncer, la necesidad periódica de hacerse los chequeos médicos, está relacionado también, con la desconfianza en la vida, en las propias capacidades, en creer más en la tecnología que en la naturaleza. Es no confiar en la propia capacidad de llevar adelante una vida natural, sana. Esto no significa que uno no se haga chequeos periódicos para evaluarse.
El miedo surge, además, porque uno se siente manejado por la necesidad del placer sensorio y no está dispuesto a dejar aquello que da aparente satisfacción. Que tampoco significa que uno no sienta placer por cosas de la vida. Pero si ese es el único motor, estamos en problemas.
Por otra parte, está el sentimiento de omnipotencia de creer que a uno no le va a pasar nada, y el confiar en un sistema de salud que valora o prioriza los adelantos técnicos, las máquinas, las cifras. Hay un deslumbre por la tecnología, más que por las capacidades que la Naturaleza tiene, más que por lo sagrado de la vida, por lo humano, lo no violento, lo no intervencionista.
Origen del cáncer
El cáncer es una enfermedad degenerativa, producto de la baja del sistema inmunológico y un estado general de debilitamiento, de un extremo de acidificación del organismo, que tiene su origen en múltiples factores, así como los de cualquier otra enfermedad.
No queremos establecer una fórmula o receta para evitar el cáncer, ni siquiera desde el punto de vista natural. Ya que no existen tales fórmulas, vivimos siempre en medio de imponderables y ocurren situaciones que son inexplicables y forman parte de los misterios de la vida. Nadie puede saber lo que la vida le depara y lo que hoy es de una manera mañana puede ser de otra.
Se trata de abrirnos a otras ópticas, visiones, comprensiones, de nosotros mismos, de la sociedad, de entender, porqué una enfermedad se ha hecho epidemia.
Se trata también de entender el temor al cáncer sin padecerlo y también padeciéndolo. Entender los miedos que hay detrás de cada actitud en relación a la enfermedad, enfrentar y dejar a luz todo, darnos cuenta lo condicionados que estamos por un sistema social, médico.
Cuando hay claridad y luz, uno no es manejado por la vida, sino que es artífice de su propio destino.
Enfermedades degenerativas o de acumulación
Podemos decir que existen 2 tipos de enfermedades, las de descarga y las acumulativas. Las de descarga son aquellas que el organismo necesita realizar, para eliminar el exceso. Entre ellas podemos nombrar, un dolor de cabeza, de estómago, diarreas, tristezas, dolores musculares o dolores en general, hemorragias, infecciones. Cuando a esas descargas no se las deja actuar suprimiéndolas, con medicación o intervenciones quirúrgicas, aparecen o se producen las llamadas enfermedades acumulativas, degenerativas, de la civilización o epidemias, que hoy tanto aquejan a la población mundial y que seguramente todas las personas se ven afectadas por alguna de ellas.
Según Michio Kushi y Alex Jack, en “La dieta preventiva del cáncer”, Editorial Gea, Maldonado, Uruguay:
“Si el flujo sanguíneo se satura o cambia su calidad, por exceso de grasa, mucosidad, radicales libres, tensiones emocionales, el exceso comenzará a acumularse en los órganos. El deterioro de la sangre afecta al sistema linfático…”
“Síntomas como sequedad de la piel, descargas cutáneas, endurecimiento de las mamas, problemas prostáticos, descargas vaginales y quistes ováricos, representan condiciones precancerosas, pero no necesariamente se transforman en cáncer, si modificamos nuestra forma de relacionarnos con la vida, con la comida, con el medio ambiente.”
Visión complementaria a la de la medicina alopática
Es importante destacar que nuestra visión no es contraria a la medicina alopática, sino complementaria.
El cáncer hoy no es una sentencia de muerte como se lo veía años atrás. Los medicamentos oncológicos han evolucionado y la investigación al respecto también.
La experiencia determina que muchos pacientes han remitido el cáncer con la cirugía, quimioterapia y radioterapia, otros sin medicación ni rayos y otros utilizando el tratamiento oncológico alopático y también un cuidado riguroso con una alimentación natural, macrobiótica y equilibrada, trabajo intenso en relación a la comprensión de su emocionalidad, comprendiendo las resistencias a la enfermedad y a la vida en general así como también a través del contacto con la naturaleza y los elementos naturales en general.
Por eso no existen reglas fijas. Nuestra intención es, a partir de lo antedicho en los párrafos anteriores y siguientes, simplemente mostrar una visión amplia, entender lo que el cáncer significa, y su posibilidad fundamentalmente de prevención y pautas para su posible remisión.
Lo importante es que las personas cuestionen, investiguen y no den por sentado nada. Que usen su sentido común para comprender la propuesta alopática así como la de las medicinas complementarias. Existen muchas veces visiones dogmáticas de ambos lados. Están los que solo creen en los medicamentos e intervenciones quirúrgicas, radiaciones y subestiman el rol de lo emocional, nutritivo, calidad de vida y están los que creen que solo con ciertos elementos alternativos se resuelve todo.
Sucede que el miedo es tan grande frente a lo que a uno le ocurre que se pierde la capacidad de reflexión y no se es capaz de ver claramente lo que es bueno para uno, no se investiga, se transfiere toda la responsabilidad en el médico y en la medicina, en el chaman o en tal o cual terapeuta. Esto también puede llegar a ser una forma de comodidad, de no hacerse cargo.
Cáncer y Civilización moderna
Continúa diciendo Michio Kushi en el libro mencionado:
“Para entender el cáncer debemos empezar a enfocar los problemas relacionados con él, descubriendo las causas más básicas, en lugar de sacar solo los síntomas. Las soluciones no deben pasar solamente por las comunidades médicas. La recuperación de la salud global sólo podrá emerger a través de un esfuerzo cooperativo que abarque todos los niveles de la sociedad.
La cultura de hoy que sobre-enfatiza la competencia y la adquisición material está basada en valores de consumo y la producción exitosa de bienes de consumo, depende principalmente, de los mercados masivos. Para que haya un buen resultado en la venta de algo, debe estimular nuestros sentidos físicos.
Por sí misma la satisfacción sensorial no es necesariamente destructiva, cada uno tiene derecho a gratificar sus sentidos básicos. Pero las perturbaciones surgen cuando la gratificación sensorial se convierte en el motivo dinámico de la sociedad. Esto produce la degeneración de la sociedad, ya que el reino de los sentidos es extremadamente limitado en comparación con nuestras capacidades nativas comprehensivas, incluyendo la emoción, intelecto, imaginación, comprensión, compasión, percepción.
El cáncer es el resultado de la artificialidad en que se vive. En vez de tomar en consideración las más amplias causas del cáncer que son ambientales, sociales, emocionales, dietéticas, hasta ahora la mayor parte de la investigación se ha orientado en una dirección opuesta, considerando a la enfermedad como un desorden celular aislado. La mayor parte de las terapias están solo concentradas en extirpar o destruir el tumor canceroso desconociendo las condiciones generales del cuerpo que causaron su desarrollo.
Cuando se descubre el síntoma canceroso, se considera curada la enfermedad, una vez extirpado el tumor o destruido el síntoma. Pero como la causa no ha cambiado, a menudo retorna el cáncer, sea en la misma u otra forma o localidad.
En orden de controlar el cáncer debemos ver más allá de los síntomas inmediatos, considerando factores más extensos tales como la calidad de la sangre general, la mentalidad de la persona, forma de vida, tipo de alimentos que ingiere. Ciertos factores tales como las tendencias de la industria de alimentos, la calidad de la agricultura moderna y nuestra forma de vida progresivamente desnaturalizada y sedentaria, también contribuyen a este estado de caos.”
La prevención, la importancia de la educación
La medicina preventiva actual se basa en realizar los análisis o chequeos tempranamente para detectar el cáncer a tiempo, pero no existe el hecho de ayudar a evitar la aparición del cáncer enseñando a vivir de otra manera a la que en general se vive.
La prevención frente a cualquier tipo de enfermedad tendría que existir ya desde los primeros grados de la escuela, es un tema real de educación.
Existen escuelas donde se enseña a los niños medicina preventiva, saber que hacer para no contraer una gripe, para que el estómago no duela, para que el intestino funcione bien, para comprender el conflicto psicológico. Es decir educar para la salud física y psicológica.
Se les enseña sobre sus miedos y violencia, actitudes de inseguridad, etc. Se los educa en la independencia y no en el tener que acudir de por vida a médicos y psicólogos.
Los médicos deberían enseñar a sus pacientes a prevenir el cáncer mostrándoles una forma de vida ordenada, que implique fortalecerse a partir de una buena alimentación, horas regulares de sueño, saber contrarrestar los contaminantes ambientales, actividad física adecuada y a partir de esa fortaleza, poder comprender los desafíos que la vida impone, conflictos que aparecen en todo ser humano: separaciones, muerte de seres queridos, desequilibrios laborales, financieros, etc.
La desconexión con el cuerpo y la no fragmentación
Sentimos que somos un cuerpo por un lado y una mente por otro.
En los últimos años, debido a la sensación cada vez mayor de inseguridad que el ser humano va teniendo, de lo que lo rodea y de sí mismo, su ser, podría decirse gráficamente, que es solamente una gran cabeza.
Es muy común escuchar decir a las personas que no sienten el cuerpo, que en lugar de manos y pies, piernas y brazos, sienten que son una cabeza que piensa, piensa y piensa.
No hay conciencia corporal, el cuerpo no existe.
Solo se lo percibe a partir de algún dolor o malestar particular. Esta escisión con el cuerpo, genera desequilibrios, no hay registro de él, la energía se acumula, se estanca. Esta forma de funcionar fragmentado, sin considerar una parte de nuestra biología, que es el cuerpo, con sus sensaciones sutiles y la conexión con los sentidos, tiene, necesariamente, que producir enfermedad.
El cáncer es, entre otras cosas, el producto de esta forma de funcionar.
Cuando la persona está ensimismada, cuando lo único que existe en su vida es el pensamiento sobre sí mismo, sobre lo que le ocurrió, sobre su dolor, e incluso cuando ese dolor está negado, el cuerpo no existe, no hay conciencia corporal. Por eso éste comienza a hacerse notar, a expresar lo que la mente no pudo llegar a comprender, a sacar afuera ese dolor, esa preocupación, a decirnos que es necesario integrarnos.
Cuando pensamos demasiado, no sentimos el cuerpo, nos olvidamos de él, de que existe. Además cuando pensamos demasiado nos debilitamos, baja nuestra energía y nuestro sistema inmune.
Por eso un médico responsable tendría que siempre ayudar a conectar a la persona con su cuerpo, a través de diferentes ejercicios, respiraciones, una buena alimentación. Además tendría que ayudar a la persona a ver su conflicto, sus temores. Ayudarle a aceptar su realidad y entender porque llegó donde llegó, no con resignación, sino con aceptación y amor por sí mismo.
Si la persona adquiere el hábito de conectarse con su cuerpo, frente a diferentes situaciones traumáticas que vive, va a poder descargar a través de él el exceso de preocupación, tensión. Realizando actividades corporales, sensibilizando al cuerpo para permitir dicha descarga. Esta es una buena manera de prevención. Los médicos deberían enseñar esto a sus pacientes, a integrarse, transmitirles la importancia de unificar el cuerpo y la mente y en relación a ésta no dividirse entre lo que les pasa y lo que quisiera que le pase.
Cuando no existe esa división, toda la energía del universo actúa ayudando a resolver la enfermedad.
El beneficio de la enfermedad
El cáncer, como muchas enfermedades, puede evitarse a partir de una forma de vida que implique la observación perseverante y constante de uno mismo.
Esto significa mirarse interiormente, tratar de sacar afuera miedos, angustias, sentimientos de desvalorización, conflictos relacionados con los vínculos afectivos, exteriorizar, desplegar las raíces de todo cuanto sintamos internamente. Para ello se requiere humildad, no la imposición de este estado, sino simplemente observando la arrogancia, la omnipotencia. Ya cuando vemos esto, la humildad no es un estado a lograr, sino que surge naturalmente.
No obstante nadie tiene la vacuna, la receta o el método para evitar la enfermedad. Todos estamos expuestos a diferentes tipos de enfermedades y también a contraer el cáncer.
Sin embargo hay una verdad en el hecho de que una persona con una vida ordenada tiene menos chances de enfermar gravemente que una donde impera el desorden. Desorden que no significa solamente comer desordenado o dormir poco… sino que significa no encarar sus problemáticas, dejarlas pasar, no resolver situaciones que de alguna u otra manera forman parte de la preocupación de la persona.
Pero cuando la enfermedad está instalada, en ese momento lo importante es qué respuesta uno da frente a lo que le acontece. De eso dependerá la posibilidad de curación.
Cualquier enfermedad es posible de ser curada en función de la actitud de la persona, de su capacidad de amor por la vida y de su capacidad de transformación y comprensión de lo que le ocurre.
Cuando el cáncer aparece está diciendo algo; algo que significa que por el camino en el que estamos yendo no es; que hay que dar una curva, generar un cambio.
El cáncer como cualquier otra enfermedad puede mirarse como una crisis beneficiosa, porque se está expresando a través del cuerpo, lo que la mente no supo entender, nos está diciendo que algo hay que modificar en nuestra forma de sentir, pensar, actuar, vivir. Lo cual no es grave en sí mismo, ya que como seres imperfectos que somos, nos equivocamos y la vida nos da la posibilidad de seguir aprendiendo.
Requiere, entonces de nuestra humildad para entender que hay algo a transformar. Si miramos lo que nos ocurre de esta manera, seguramente haremos lo necesario para ir en el camino de trascender el conflicto y la enfermedad.
Causas del cáncer y de la baja de la inmunología en general
Según Michio Kushi, Martha Cotrell, M.D, con Mark Mead. “Macrobiótica e inmunología natural” Publicaciones Gea (Mauricio Warroquiers, Uruguay), las causas de la baja de la inmunología que tienen que ver con enfermedades tales como cáncer, sida y otras está en:
1) Excesivas grasas dietéticas.
Estas se conocen por la producción de radicales libres. Los radicales libres son moléculas naturales formadas en el cuerpo por el metabolismo de las grasas, por radiación y por estrés físico y emocional. Un radical libre posee un electrón no apareado en su órbita exterior, que lo vuelve muy inestable y reactivo. Los electrones apareados usualmente giran alrededor de las moléculas, ofreciéndoles equilibrio y estabilidad eléctrica.
Pero si pierden uno de esos electrones se vuelven altamente reactivos y oxidantes (secuestro de electrones de otras moléculas) y en consecuencia perjudicando los tejidos y las células a través de todo el cuerpo. Si ocurren excesivas actividades de radicales libres en nuestros organismos, terminamos con más células destruidas de las que podemos crear.
Los responsables dietéticos de esto, principalmente son los alimentos grasos, aceitosos y altamente refinados y en especial cocinados a temperaturas elevadas.
La grasa del queso por ejemplo, es hidrolizada en ácidos grasos irritantes. Parece ser que algunos de los cambios que ocurren en grasas y colesteroles a través del añejamiento del queso pueden afectar adversamente nuestra salud. No solo las grasas saturadas forman radicales libres, sino también el exceso de grasas insaturadas genera lo mismo.
2) Excesos de azúcar
Algunas investigaciones han demostrado que el consumo de alimentos azucarados puede inhibir directamente la función inmune. Por ejemplo, el sobre-consumo de azúcar reduce la actividad fagocítica neutrófila hasta 5 horas o más y también reduce la transformación linfocítica. En los países occidentales el consumo promedio de azúcar por persona al año es de 50 kgs.
3) Baja fibra dietética
La fibra juega un papel versátil en la conservación de la salud y no hay substituto para una dieta basada en cereales integrales en grano, la mejor manera de obtener fibra. La fibra asiste en la crucial eliminación de la materia fecal en los intestinos. Al realizarlo apoya la remoción de la materia tóxica, incluyendo los cancerígenos, ayudando a mantener la salud de los intestinos, sangre y cuerpo en general.
4) Excesiva proteína animal
Las dietas ricas en proteína son elevadas en productos tales como carne roja, aves de corral, huevo, pescado y todos los lácteos.
El exceso de proteína es desintegrado en el hígado y excretado a través de los riñones en forma de urea o nitrógeno de urea sanguínea. Debido a su acción diurética, la urea sobrecarga la labor de los riñones que excretan más agua y en ese proceso se pierden minerales valiosos, como calcio, potasio, magnesio.
Desde que se conoció que la grasa saturada es un importante factor de riesgo para las enfermedades cardíacas y el cáncer, la industria láctea ha estado promocionando la venta de lácteos de bajo contenido graso. Incluso se promociona que el cáncer de colon podría prevenirse con el consumo de calcio. Desgraciadamente el asunto de la reducción de grasas desconoce completamente el aspecto de la proteína. Cuando se remueve la grasa de las leche entera, para producir leche desnatada, se duplica el contenido de proteína. Por lo tanto la leche desnatada puede ser aún menos adecuada que la entera como fuente de calcio. Las fuentes de calcio más saludables son los cereales integrales, las hojas verdes, las algas, los porotos, semillas y nueces, además de la luz solar. La falta de calcio puede ser generador de enfermedades inmunes tales como el cáncer. Se cree equivocadamente que consumiendo lácteos se tiene calcio, pero se ha demostrado que el exceso de proteína lo inhibe. Fuentes de calcio naturales son las hojas verdes, los cereales integrales, las algas, el sésamo.
5) Drogas sintéticas y aditivos químicos
El hígado sirve como centro de compensación para todos los nutrientes y toxinas no asimiladas y es el genio creador de miles de procesos bioquímicos, incluyendo las funciones inmunes.
Es responsable de la limpieza sanguínea por la remoción de cualquier residuo contaminante o toxina que puedan perjudicar las células de todo el cuerpo o interferir con cualquier funcionamiento saludable. Estas sustancias peligrosas incluyen los pesticidas, herbicidas, conservadores, colorantes artificiales, y otros aditivos que pueden ser absorbidos junto a los alimentos. Con una exposición repetida a estos químicos y debido a una falta de minerales, vitaminas y otros nutrientes, las células hepáticas se sobrecargan y descomponen. En tal caso, los químicos no desintoxicados, así como los azúcares y aminoácidos no procesados, pueden penetrar en la circulación general, ejerciendo una fuerte presión sobre el sistema inmunológico y todo el organismo.
6) Metales pesados
Los principales minerales tóxicos también conocidos como metales pesados son el aluminio, arsénico, cadmio, plomo y mercurio. Nuestros alimentos, agua y aire se han contaminado con cadmio, mercurio y plomo. Estos metales suprimen todos los aspectos del funcionamiento inmune. Varios radicales libres se forman en la presencia de estos metales pesados. Los fertilizantes agrícolas son fuente de cadmio, el cigarrillo, la industria galvanoplástica y de pilas, son fuentes adicionales de cadmio. Lo mismo que el agua potable que está en contacto con caños galvanizados o de polietileno negro. El cáncer de riñón se asocia con la contaminación por plomo.
7) Residuos de antibióticos en alimentos animales
El uso de antibióticos se ha ido a las nubes en las últimas décadas. No es claro si esto se debe a la creciente incidencia de enfermedades infecciosas o a cambios en los procedimientos diagnósticos. El problema es aún más exacerbado por la utilización masiva de antibióticos en animales criados para carne y lácteos, en establecimientos avícolas y otros. La exposición intensificada a los antibióticos que sufre la sociedad moderna a través de sistemas médicos y agrícolas puede haber alcanzado un nivel peligroso, creando por un lado microorganismos resistentes y por otro, efectos perjudiciales sobre el sistema inmune humano.
8) Tensión emocional
El sistema inmunológico y la calidad de la sangre están, anatómica y químicamente vinculados. Extensas documentaciones han confirmado el efecto de los factores psicológicos y tensiones sobre la susceptibilidad a contraer cáncer.
Numerosos estudios han vinculado sucesos angustiosos de la vida con la aparición de enfermedades relacionadas con la inmunología…”
Más allá de las apreciaciones de Micho Kushi, en relación a este tema, es decir la incidencia de lo emocional en relación al cáncer y a cualquier enfermedad en general, nuestra forma de ver es que la aparición del cáncer es una oportunidad de revisar el porqué de esta enfermedad, desde una perspectiva que incluya modos y formas de ser y actuar. Es una oportunidad de revisar miedos, inseguridades, rigideces, omnipotencia, arrogancia, en fin… nuestras miserias… que todos los humanos tenemos. Ver nuestra forma de vincularnos con la vida, con los otros, confianzas y desconfianzas, escepticismo, necesidad de reconocimiento y todo lo que hacemos para lograrlo y termina perjudicandonos, capacidad de amor y de poder vincularnos armoniosamente con todo lo que nos rodea.
No cabe pensar si tal o cual característica psicológica es generadora de una cierta enfermedad, en este caso el cáncer. Si cabe, mirarnos profundamente y saber que es lo que podemos modificar, pudiendo ser amorosos y compasivos con nosotros mismos frente a lo que se nos expresa, sin juicios, sin valoración, simplemente viéndonos con afecto.
Algunas pautas alimenticias y de calidad de vida, para el enfermo de cáncer y también a modo preventivo
Eliminación de azúcar, harinas en general incluso las integrales, carne, queso, manteca, leche, pollo, huevo, es decir animales y sus derivados, criados en la forma de producciones intensivas, es decir animales de criadero o feedlot.
Además tratar de evitar productos químicos en general, conservas enlatadas, bebidas alcohólicas, chocolate, helado, algunas frutas muy azucaradas ( banana, uvas, melón, kiwis, ananá) cigarrillos, café, yerba mate, té negro, gaseosas, productos diet y light, edulcorantes artificiales.
Se trata de incorporar cereales integrales (arroz, cebada perlada, mijo, avena, quinoa, trigo, quinoa, trigo burgol, maíz, centeno…) legumbres (poroto de soja en forma de salsa de soja y miso, poroto aduki, garbanzo, poroto negro), algas, semillas de sésamo y de zapallo, almendras y nueces en poca cantidad y tostadas, únicamente en invierno, verduras ( a excepción de tomate, berenjena, rúcula, lechuga, papa, ajíes, espinaca, acelga), frutas con bajo contenido en azúcares ( especialmente manzana, pera, damascos, sandía), té de hierbas, pescado de mar, de aguas profundas, como abadejo y brótola, desechando los pescados de costas y de criadero.
Si se trata de consumir lácteos solamente queso de cabra, que tiene un tenor graso menor que el de vaca y es más alcalino, en poca cantidad.
Es importante el equilibrio entre el movimiento y el reposo. El ejercicio estimula la fortaleza de la persona. Es necesario realizar diariamente el máximo posible de movimientos, sin dejar pasar un solo día, equilibrando con un reposo adecuado.
Tomar el máximo posible de baños de sol, en los horarios adecuados, cuando el sol no está vertical, sino más bien horizontal. El rayo de sol ofrece un beneficio infinito de energía por la penetración del rayo ultravioleta y por la composición de la vitamina D, tan carente hoy en día, debido al encierro y la vida sedentaria.
Algunos, alimentos específicos para el cáncer
Cebada perlada: es muy rica en vitaminas, proteínas, grasas, sales minerales e hidratos de carbono.
Se puede consumir en sopa de zapallo, nabo y verdeo, o como té, dejándolo hervir 15 minutos, también como risotto. Actúa beneficamente para tumores de estómago, pulmones, intestino, útero, erupciones, enfermedades de la piel, tuberculosis, fortaleciendo la vitalidad.*
Arroz integral: es el más equilibrado de todos los cereales, teniendo la proporción exacta entre sodio y potasio que el organismo necesita. Trabaja beneficiando la función del hígado, desintoxicando al organismo y aportando minerales proteínas y vitaminas.
Estos dos últimos cereales, cebada y arroz, son específicos en caso de cáncer y como desintoxicantes de la sangre en el caso de recibir quimioterapia y /o radiación
Diente de León: Se puede rehogar, tanto la raíz como las hojas, se puede tomar en infusión. Es imprescindible para tratar el cáncer de mama, hígado y estómago.
Llantén: Algunas personas con cáncer de esófago fueron curadas con gárgaras de jugo diluido de esta planta, procedimiento efectuado de 5 a 6 veces por día, con un régimen consciente de alimentación.
Ajo y cebollita de verdeo: El ajo es desinfectante. La cebollita de verdeo, machacada y colocado sobre una herida actúa también como poderoso desinfectante, no permitiendo infección alguna. Ambos pueden incluirse como alimentos curativos adecuados para el cáncer. El ajo no debe usarse crudo sino asado, tostado, rehogado, cocido o conservado.
Bardana: es una raíz que fortalece la calidad de la sangre, es un depurativo natural del organismo, aportando minerales y con efectos anticancerígenos importantes.
Aloe: Varios casos de cáncer y ulceración fueron curados con aloe. Puede usarse crudo en ensaladas, mezclándolo con otras hojas menos amargas y también exprimido, tomando su jugo. Es ideal consumirlo una hora antes de la comida, se pela y se come la pulpa).
Jugo de umeboshi: La ciruela umeboshi es un poderoso alcalinizante, eliminando residuos tóxicos del organismo. El jugo de las mismas se puede usar en la elaboración de verduras rehogadas o al wok. Se consigue en negocios de venta de productos chinos, japoneses, macrobióticos.
Clorofila de hojas nuevas: El jugo de hojas verdes contiene sales minerales, enzimas y vitaminas y muy efectivo para el cáncer. El jugo de zanahoria, apio, perejil, achicoria o radicheta, jengibre, es ideal. También diariamente una ensalada de los mismos ingredientes, tiene un efecto alcalinizante ***importante.
Miso: es el fermento del poroto de soja, dejado con el grano de arroz o cebada , durante un proceso de tiempo prolongado, que actúa como desintoxicante de químicos y a la vez aporta vitalidad, trabajando sobre las células del cuerpo, mejorando la función intestinal, su flora y también fortaleciendo el sistema circulatorio. Es fundamental la sopa de miso con zapallo brasilero, nabo, bardana y verdeo*
Pescado de mares profundos: ya sea abadejo, brótola, aportan al organismo el glóbulo graso necesario y una proteína de buena calidad que estimula al sistema nervioso y circulatorio sin exigirlo demasiado.
El uso de todos estos alimentos es válido en un contexto de cuidados generales, porque de otro modo no tendrían validez. Es importante siempre tener la orientación nutricional de alguien especializado.
Según Jean Harper, en su libro “Los alimentos medicina milagrosa”, Grupo Editorial Norma:
“En un estudio realizado en Suiza, en el cual participaron 3000 hombres durante doce años, reveló que aquellos que tenían niveles bajos de Vitamina A y caroteno en la sangre, a consecuencia del poco consumo de vegetales, tenían más probabilidades de morir a causa de cualquier tipo de cáncer, en particular de pulmón. Los niveles bajos de Vitamina C en la sangre sirvieron para predecir la muerte por cáncer gastrointestinal. Un estudio realizado recientemente en Gran Bretaña reveló que las tasas de cáncer eran 40% menores entre hombres que tenían los niveles de betacaroteno más altos, comparados con los que tenían niveles más bajos.”
Según la misma autora:
“Los alimentos que pueden bloquear la diseminación del cáncer son: Repollo, brócoli, coliflor, repollito, el betacaroteno de las hortalizas y las frutas color anaranjado y verde oscuro”
Otras miradas sobre el cáncer
Visión del Dr. Roberto Luna, médico clínico especializado en medicina bioenergética y terapias naturales: (medicinaorgonomica@yahoo.com.ar) (2)
“Todas las personas desde nuestro nacimiento, e inclusive desde nuestra gestación, vamos consolidando una estructura energética que nos es propia. Esta estructura se va moldeando con los hechos de nuestra vida (biológicos, emocionales, sociales). Así se va delineando, un peculiar “Modo de Ser”, como así también un particular “Modo de Enfermarse”.
Ese modo de ser genera una disposición energética compuesta por múltiples zonas corporales en equilibrio, como así también con otras bloqueadas. Algunas zonas son registradas por nuestra conciencia, pero la mayoría permanece en un plano totalmente inconsciente.
La energía de vida, tiene como una de sus características básicas, la de pulsar, es decir intercalar períodos de expansión con otros de contracción. Esta pulsación es la que se manifiesta en cada célula de nuestro organismo como también se expresa en la naturaleza de todo lo que nos rodea en el planeta, día-noche, invierno-verano, etc.
En la mayoría de las enfermedades (biológicas o emocionales), los bloqueos energéticos tienen un modo específico de manifestarse: predomina la contracción o la expansión.
En el paciente con cáncer, su modo, su estructura, presenta una disposición que denominamos ¨Biopatía de Encogimiento¨, donde la suma de varios bloqueos en contracción hacen que el modo energético de la persona esté en crisis, afectándole el funcionamiento de algún órgano o sistema (tumor) y comprometiéndolo en sus aspectos anímicos emocionales, como así también en su vida social.
Luego del correcto y completo diagnóstico energético, se trabaja con el individuo enfermo en su integridad (modo de ser, biopatía de encogimiento, modo energético enfermo) y no solamente el tumor o zona corporal bloqueada, ya que esta Biopatía de Encogimiento es la que sostiene la localización del cáncer biológico.
La terapéutica se sustenta en estas tres premisas: percepción, conciencia y tolerancia.
Primero es importante la habilitación de una percepción corporal ampliada, que registre y que también acompañe con toda la conciencia, los bloqueos energéticos actuales y que además nos anticipe los que están en formación.
La segunda etapa se basa en el desbloqueo artesanal de su estructura que determina su modo de ser.
Es notorio que la persona enferma, dispone de menos cantidad de energía libre. Por ello, al comenzar el desbloqueo energético, el paciente comienza a ensayar en su cuerpo, la necesaria tolerancia, a sucesivos incrementos de los niveles de energía vital. En lugar de respuestas de contracción, empieza a fluir la expansión, espacios de mayor placer y ello implica acomodación emocional y corporal a las nuevas formas.
Para ello se dispone de una serie de ejercicios energéticos (respiratorios, corporales por segmentos), la ayuda en determinados casos de aparatos de energía (acumuladores de energía cósmica), el uso de elementos naturales (agua, arcilla, calor, frío, hierbas, etc.), cambios en algunas pautas alimenticias y ciertas re-estructuraciones en el modo de vida, y en el manejo de la nueva realidad.”
Conclusión
Algunos autores e investigadores, prevalecen más el valor nutricional, medioambiental, social y otros el aspecto emocional.
Nuestra visión al respecto es que el cáncer es el producto de una sumatoria de aspectos y su resolución depende de una visión holística, que incluye profundizar en el conflicto psicológico, cuidados ambientales, alimenticios y contacto directo con la Naturaleza y sus elementos.
El ser humano siempre vivió situaciones adversas a lo largo de su vida, pero también es real que en los últimos 30 años, el cáncer ha alcanzado cifras que no existían hace 50 o 100 años atrás, si bien ésta es una enfermedad muy antigua.
Se dice que antiguamente los incas venían a Sud-América, buscando una planta llamada “Pañil”, que se encuentra en la Patagonia argentina y chilena, porque sabían que curaba el cáncer de estómago.
¿Por qué el cáncer tiene hoy en día una prevalencia que antes no tenía?
La realidad es que existe en la actualidad un debilitamiento en la condición humana, por causas diferentes, a las que existían antiguamente.
En épocas pasadas la mayoría de la gente moría o bien en las guerras o bien por enfermedades epidemias de entonces: tuberculosis, cólera, viruela, etc.
En la época actual el debilitamiento está originado por varios factores:
Por un lado, el auge de la industrialización y la tecnología, lo que implica alimentos desnaturalizados, contacto con contaminantes ambientales, químicos, medicamentos dados de por vida e indiscriminadamente, radiaciones diversas, contaminación electromagnética de telefonía móvil e inalámbrica, televisores, computadoras, etc.
Por otro lado, el ritmo de vida acelerado, la exigencia y presión externa e interna, la inseguridad psicológica, dando como resultado la fragilidad del sistema corporal biológico en su totalidad. Así como también el hecho, de que las personas hoy viven mucho más aisladas, ensimismadas, de lo que vivían antiguamente. Hoy la capacidad de comunicación es menor, el individualismo es mayor y es poca la capacidad de contención afectiva de unos hacia otros. Prueba de ello es la gran cantidad de personas solas que tienen enormes dificultades para generar vínculos.
Cabe mencionar también, el nivel de adrenalina que todas las personas hoy generan, adrenalina que significa temor, actitudes de defensa y sensación permanente de inseguridad, esto debilita al organismo y al sistema nervioso, bajando el sistema inmune, acidificando**.
Se trata entonces de ver en la enfermedad la oportunidad para aprender algo nuevo, para revisar nuestras funciones biológicas, tanto físicas como emocionales y poder dar una respuesta creativa en pos de la vida. Es esa nuestra responsabilidad como seres humanos que somos.
(1) MICHIO KUSHI nació en Japón en 1926. En los últimos cuarenta años Michio y su mujer Aveline fueron los pioneros del movimiento de la alimentación natural en EE.UU.
Han impartido conferencias y seminarios en todo el mundo sobre filosofía y desarrollo espiritual, salud y alimentación.
En los ochenta Michio comienza a reunirse con gobiernos y líderes sociales de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y la Casa Blanca.
En 1994 le fue otorgado el «Award of Excellence» por la ONU, debido a su contribución a la humanidad. Este premio fue otorgado anteriormente a Arthur Miller, Norman Mailer, Mikhjail Gorbachev y otros distinguidos nombres.
El trabajo de Michio y su familia ha sido aceptado recientemente en el Instituto Smithsonian y se ha expuesto en el Museo Nacional de Historia Americano, donde ha recibido un homenaje. Fundador y presidente de East West Foundation, Kushi Foundation y One Peaceful World, ha escrito más de 40 libros; reside en Brookline, Massachussets y viaja por todo el mundo invitado por diversas instituciones.
(2) El Dr. Roberto Luna trabaja como médico bionergético en el Valle Traslasierra en Córdoba, Argentina
*Ver recetas en “Aprendiendo a cuidar el cuerpo-mente” de Liliana Racauchi y José Bidart y en “Rectas naturales con sabores inolvidables” de Liliana Racauchi
**¿Cómo resolver el cáncer de forma holística?
***Alimentos ácidos y Alcalinos ( CapítuloXXX)
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